Ella cantó para mí, desde 3 días antes, el cumpleaños, todos los días en la mañana.
Y el día de mi cumpleaños, lo cantó mientras yo apagaba la velita.
Yo sólo puedo dejarlo aquí escrito como parte de la historia porque no sé explicar la emoción, la ternura, la belleza de su canto y la alegría que produce en mi corazón.
A veces todavía me sorprendo un poco de que soy mamá. Y aún más de que así me ven... todas, sin excepción, las felicitaciones por mi cumpleaños, que me han hecho por teléfono, por email, a través de Facebook y demás pág sociales, han incluido un saludo o un comentario para Isabella.
Muchos dicen que es un regalo para mí, pero yo no podría ser tan egoísta. Más bien diría que ella es un regalo para el mundo, que pasa, maravillosamente, a través de mi vida.
Gracias por nuestra vida, al Dios de la Vida.
viernes, 21 de agosto de 2009
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