jueves, 21 de agosto de 2008

Hijo de mama soltera? Un testimonio que es una flor

"Yo, Martín Valverde, que te canto ahora delante de ti, soy orgullosamente hijo de una mujer soltera y por más soltera que sea mi madre, cada vez que le digo mamá se me llena la boca de orgullo porque me dio la vida y se merece el título."
(Tomado de alguno de tantos conciertos)


Gracias, Martín. Yo he temido tanto por lo que pueda causar el vacío de mi soltería en la vida de mi hija... veo en tu ministerio que Dios puede hacer de esa dificultad un vehículo de Gracia.

Sé que es un trabajo que le espera en el futuro, asumir, aceptar, sanar el vacío de ese "papá" que no puede decir y vivir.

Y que nadie lo puede hacer por ella, pero yo la respaldo con mis oraciones y tú le respaldas con este testimonio de que no fue su culpa y que orgullosamente, los hijos de nosotras las mamás solteras también son hijos a imagen y semejanza de Dios.

Y que esa "diferencia" en el amor, en la familia, quizás le dará potencia a su búsqueda personal, valentía y fuerza a su espiritualidad.

Gracias, Martín.

(este video ya lo había subido al blog, pero hay que volverlo a escuchar, que el corazón no lo olvide.)

martes, 19 de agosto de 2008

Dar Gracias a Dios por todo

Hace poco entre tanto material que llega, leía algo sobre eso de dar gracias a Dios por todo. Por Todo.

Y así, con esa inspiración, doy gracias a Dios por el día de mi cumpleaños, por haber disfrutado de un año más sobre esta tierra.

Ese día lo pasé en la clínica y en cama, con una afección respiratoria, medicada y sin ganas de nada, ni de jugar con mi hija que saltoneaba por todas partes. Había ido al Encuentro Nal. Verbum Dei pero tuve que devolverme por que el clima era muy frío.

Y así, sin haber recibido el regalo que creía mío (el encuentro), y con los antibioticos dándome vueltas (todavía) tengo que decir Gracias, Señor, también por la enfermedad que me recuerda la fragilidad de este cuerpo, por la enfermedad que me hace ver la manera en que estoy manejando mis emociones y mis caminos.

Ni un pedacito de ponqué, mi mamá atareaba iba y venía cuidando a mi hija y dejándome dormir en su cama invadida por mí; los teléfonos, cómplices de este día extraño, se descargaron.

Apenas hoy voy respondiendo los mensajes de internet, mientras pasa la tos.

Y aquí, trabajando, no pienso mucho porque no tengo muchos alientos, pero doy gracias a Dios, porque Él sabe.

viernes, 15 de agosto de 2008

Los Hombres de Isabella

Como es conocido del querido público de este blog, el padre biológico de Isabella se ha desentendido de ella desde siempre. La vio cuando tenía 20 días de nacida cuando fuimos a hacer la prueba genética de paternidad y tuvo que sostenerla mientras me hacían la prueba a mí. Esa ha sido toda su interacción.

En tres o cuatro ocasiones ha sucedido, después de que le marco muchas veces al celular, va al banco y me consigna algo, a veces pregunta "cómo está mi hija" o "cómo está Isabella", y no sé si escucha la respuesta que le digo; no reclama una foto, no viene a verla, parece que para el, simplemente existe cuando yo le llamo.

Desconozco completamente sus sentimientos hacia ella. Y eso es un punto frágil de mi fortaleza, la rejilla de madera en la muralla de piedra (El Señor de los Anillos II, la peli), porque todavía me duele.

Mi hermano entre su trabajo y su familia y el menudo trabajillo como papá de mi sobrina Valentina, ha encontrado un espacio para ganarse la confianza de Isa, jugar con ella y darle cariño.

El caso es, que en la familia de mi sobrina, hay muchos tíos y han recibido a mi hija como una sobrinita más, Farley, James, Santiago, Camilo y Daniel han sido la figura masculina de ella. Los que le juegan brusco y la ponen de cabeza; James le enseñó a correr y abrazar. Todos, hasta Daniel que aún es niño, le dan besitos y cariño.


Honestamente, a mí como madre de una niñita no me gusta verla subida en esos muchachos, jugando caballito en sus piernas o espaldas, o feliz perdida en esos abrazos grandes y disimuladamente, le he dicho a la mamá de ellos que nunca deje mi hija sola con ninguno, que yo sé que son buenos pero que el diablo existe. No me dicen nada pero cuando no estoy se burlan de mí por estas prevenciones.

Todos vamos llegando juntos en la noche del trabajo y cada uno, ella nos recibe con abrazos y sonrisas. Anoche mientras la miraba jugar, pensaba en escribir este post, para que ella sepa quien la abrazaba y cargaba de niña; porque aunque no lo recuerde con su memoria, el cariño y la alegría que recibe van formando su personalidad.

Alguien que Cuide de Mi

El festivo 7 de agosto fuimos a un parque recreativo con piscina. Era la primera vez acuática de Isabella, en vestidito de baño, bajo el sol; yo estuve todo el tiempo detrás de ella poniéndole un sombrerito, aplicándole bloqueador solar, y hasta tengo un hombro más bronceado que el otro: el que ofrecía al sol, buscando darle una sombra a la niña.

Así, instintivamente, sin pensarlo mucho, he pasado a ser una esmerada cuidandera, que si le pruebo la sopa, el tete, que acolchonar los bordes del sitio donde duerme, que sacudir las cobijas que no haya bichos, que no vea cosas feas en televisión, que mirarla a los ojos y saber si está contenta, si tiene sueño, si alguien le gusta o no, que lo que agarra no sea pequeño, que mastique y trague... suena extenuante pero se hace cotidiano.

Pero esta naturaleza humana, siempre quiere cobrar lo que da; esta gripa rebelde de casi dos meses me hace pensar... Posiblemente yo también estoy reclamando alguien que cuide de mí.
Quizás alguien que al verme achicharrarme al sol me hubiera acercado una sombrilla.

Recuerdo que entre los novios, hay unos que buscan en toda mujer a su mamacita, son desesperantes; otros, son protectores al estilo de un policía, insoportables; hay otros, mis preferidos, que son una mezcla de protector, alcahuete y mascota, que te pasan al lado interno de la acera, te dan la mano al cruzar la calle, te miran directo a los ojos para saber cómo estás, pero aunque no son un molesto satélite girando alrededor, en el sofá se enroscan para que les hagas una caricia.

Pero no son sólo los novios los que pueden dar esa sensación de "alguien me cuida"; recuerdo también a Dorita, la abuecatequista que me adoptó embarazada, cuando yo estaba pálida, barrigona y a la expectativa. Por Dios, que había pasado vida y media sin que alguien me preguntara "cómo estás, tienes hambre, por qué te habías demorado en llegar" y me esperara con la cena caliente en una ollita. Me dio pescado (¡tantísimo!), escucha y un sitio donde reposar y retomar fuerzas para el camino.

Sé que las Potestades espirituales me cuidan, yo lo siento en mi corazón día a día pero también sé que mi presente adolece de alguien presente en esta dimensión, alguien que cuide de mí.

jueves, 14 de agosto de 2008

Querid@ Sobri

Hoy te vimos; la sombrita de 1,23 cm de lo que ya eres.

Majestuoso y silencioso transcurre tu existir en tu casita.

Apenas vas llegando y ya vas dando mucha alegría,
convirtiendo a una mujer del común en madre,
a un hombre del común en padre,


y a esta que te escribe que ya la llaman madre, la conviertes en tía,
aunque no de sangre, sí de amistad y cariño.

Vas abriéndote paso por la vida y todos queremos ayudarte.

Bienvenid@ Sobri... Buen viaje por la matriz de esa nueva mami que tanto te anhelaba.

(Y come harto para que en unos mesesitos patees duro!!!)

lunes, 11 de agosto de 2008

El lado correcto


Isabella ha perfeccionado el arte de salir corriendo cuando ve unos brazos abiertos hacia ella, y se cuelga y abraza, con una sonrisa.

Ayer su abuela (mi mamá) trataba de jugar a perseguirla pero la niña corría dos pasos y luego se daba la vuelta, ¡¡prefería dejarse alcanzar!! La abrazaba y se reía a carcajadas.

Yo estaba en la cocina haciendo el almuerzo y pensaba que mi hija, con lo pequeña que está, sabe correr hacia el que ella piensa que es lado correcto, aunque no vaya con las reglas del juego.

Necesito aprender yo también un poco de eso.

Estoy orgullosa de haberla tenido en la pancita.

viernes, 8 de agosto de 2008

Atravesando el cerebro

Con la experiencia de ser mujer durante toda mi vida y el compartir en amistad y consanguinidad con tantas otras mujeres, he aprendido algunas cosas sobre nosotras, y es que tenemos un camino corto entre el corazón y la boca.

Con una sonrisa bonita y un gesto muy amable, me ha dicho que quiere salir conmigo, que me invita a una cerveza, que hablemos. Y yo, siento que en una cerveza y una charla informal no hay nada de "malo". Pero sé que la cola del diablo es chiquita y cabe por cualquier rincón. Y yo, con una sonrisa y un gesto muy amable, le digo que estoy ocupada por estos días, y por los siguientes también.

Creo que la maternidad me ha atravesado el cerebro entre el corazón y la boca; yo en verdad quisiera y necesito ese ratito de esparcimiento e informalidad, un chiste, la risa y algo de picardía para sonrojar, una invitación sin trascendencia para desconectarse del gris cotidiano; pero sé que no será.

Tiene a alguien en casa que cuida sus hijos y vive su sueño y realidad de un hogar. Si mi hogar de dos es difícil de equilibrar, no puedo imaginarme lo que es, en el rol de una mujer, equilibrar un hogar de cuatro. Y yo, prefiero atravesar el cerebro y la razón y decirle que no, no seré yo quien me atraviese por allí, ni por un momento.

La sociedad ligera dicta que mientras no haya cama, no hay infidelidad. Mi lúcida conciencia de mamá me dice que a otra mamá no se le pide prestado el esposo ni para tomarse un café. Que las cosas no se miden como malo o bueno, que eso sería demasiado simple.

lunes, 4 de agosto de 2008

Avances



En la clase de estimulación, nos dijeron que les dieramos un juguete a los niños y luego se los alejáramos para que ellos fueran por él, a través de varios obstáculos.

Mi hija superaba diestramente los obstáculos pero con un agregado adicional: los gritos de enojo porque le había quitado el juguete.

En la casa de su abuela, le di a tomar de un vaso y cuando terminó le dije: "ve y le llevas el vaso a tu abuela que está en la cocina" y para mi sorpresa, ella recibió el vaso y se fue a llevarlo; en esas, mi mamá salió corriendo a contestar el teléfono y mi hija siguió tras ella por toda la casa hasta que se lo recibió. Esa orden fue una frase larga, pero ella la entendió perfectamente.

Ella parlotea todo el tiempo, aunque no se le entiende y mientras no se le contradiga, es muy simpática y sonriente.

Había botado al suelo, desde la cuna, el teléfono inalámbrico con el que estaba jugando y se desbarató. Mucho rato después, que la bajé de la cuna, se metió debajo, sacó la tapita que se había desprendido, me llamó, tenía en una mano el teléfono, en la otra la tapita y me los entregó.

La llevaba vestida y perfumada, con sombrerito, pasamos por el frente de la casa de su niñera y se volteó para el otro lado, cuando entré a saludar, empezó a llorar y se me agarró; cuando la llevo de mañana y me voy, se queda tranquila; en cambio ya distingue que cuando nos levantamos y la baño y nos vestimos juntas, vamos para alguna parte.

Si quiere comer algo o tomar algo abre la boca y dice "a" parece un pichón.

Yo todavía conservo la misma obsesión del primer día: me quedo viendola dormir, su carita inocente, el ritmo de su respiración, acaricio su mejilla y le digo cosas bonitas. Ahora miro también lo largas que están sus piernas, recuerdo lo cortita que era. Soy toda una mamá llena de añoranzas y eso que sólo han pasado 15 meses.

Es corto el tiempo de tener un bebé... es como un año nada más. Ya no es tan bebé. Es una persona y yo cada vez más me entero de eso.

Confieso que estoy aterrada, es como apenas darme cuenta de la responsabilidad de un hijo, de criarlo, verlo crecer, hacerlo crecer y más difícil todavía, dejarlo crecer.

Cuando la veo saltar y compartir esa sonrisa de almanaque Nestlé, le digo "y por qué eres tan feliz, le creíste a mamá cuando te dijo desde la barriguita que eres una niña feliz" y ella sigue riendo y saltando. O llorando en sinfonía con todas las notas musicales, cuando se le dice "no".

Es tan ella y me voy dando cuenta que es inteligente, alborotada y muy llevada de su parecer.

viernes, 1 de agosto de 2008

Por la ausencia de un besito

Sigo enferma, el virus no se quiere ir y por días estoy bien por días regular.

Ahora, además del resfriado tengo conjuntivitis y eso es muy contagioso. Para no contagiar a Isabella trato de no tocarla, y ella, aficionada a jugar con mis manos y acostumbrada a mis abrazos y besitos, me mira, extrañada, ni siquiera llora, sólo emite un quejido triste y me persigue con los ojos... pensará en su pensamiento de bebé "¿qué le pasa a mi mami?"