lunes, 25 de junio de 2007

El significado de 1984

Uno de mis “mejores libros del mundo” es 1984 de G. Orwell. Es una historia de un mundo en el que domina el Gran Hermano, hasta el punto de que nadie tiene privacidad, hay un impresionante dominio mental sobre las personas y todos son constantemente vigilados en su “Amor” al Gran Hermano. Los personajes centrales de la historia son Winston y Julia, ambos rebeldes al sistema que encuentran una forma de amarse por un tiempo, hasta que lógicamente son descubiertos. En vez de ser instantáneamente asesinados como ellos pensaban, son torturados de maneras extrañas e imprevistas, sobre todo sicológicas, hasta que en el límite de sus fuerzas son llevados a la habitación 101, donde tienen que enfrentarse al peor miedo de sus vidas.

El punto culmen de la historia es cuando Winston es llevado a la habitación 101 y donde le ponen la cabeza en una jaula llena de ratas. En medio del desespero, Winston grita “a mí no, a mí no, háganselo a Julia, pero a mí no”.

Después de eso lo dejan libre y pasando el tiempo se encuentra con Julia en un marchito momento donde él le dice: “yo te traicioné” y ella le dice: “yo también te traicioné” y se separan aunque saben que si siguen juntos nadie los va a molestar.

Aunque he leído el libro varias veces, no había entendido el significado profundo que tiene esa escena.

Empecé a entenderla el día que Isabela recibió sus vacunas de los dos meses y esa tarde a pesar del acetaminofen, gritaba del dolor cada vez que estiraba su pierna. Yo le ponía una compresa y la arrullé en su sueño inquieto.

Y yo, con angustia pensaba con toda sinceridad que prefería que me doliera a
mí. Si hubiera podido transferirme a mí misma su dolor lo hubiera hecho.


Winston y Julia se amaban pero el vínculo se rompió cuando cada uno puso su bienestar por encima del de la persona amada, hasta el punto de querer cederle su propio dolor a la otra persona. El sistema les habia ganado, había malogrado su corazón desde lo más profundo.

La intensidad de mi sentimiento por un malestar de vacunas, me hace pensar mucho en la realidad de los sentimientos de una madre y empezar a entender en mis propias venas el valor y el impulso que se siente ante cada sonrisa y cada lágrima de un hijo.

Actualidad


Junio 2 de 2007


Me cuesta tener la cabeza puesta en el presente. Son mis días felices, me pagan sin trabajar, sólo para que cuide a mi bebé y me cuide yo misma.

Isabela me produce unos sentimientos de protección, bondad, responsabilidad y esperanza que me eran desconocidos.

Sin embargo, mi mente se escapa hacia el pasado y hacia futuros posibles, extraños o improbables.

Y hay alguna queja tonta rondando mi cabeza. No estoy plenamente tranquila.

Quizás, no es tan fácil ser feliz. Quizás me cuesta la vida tranquila. Quizás me acostumbré tanto a batallar en la vida que ahora no sé estar simplemente de licencia, quieta y apacible.


Por algo dicen que uno no se termina de conocer. Por algo dice aquella antigua y sabia frase “conócete a ti mismo”.

EL COCO

Mayo 23 de 2007


Los meses y años de mi hija han empezado a correr. Soy madre soltera y sigo siendo mujer. El futuro está lleno de posibilidades y yo me enfrento al “coco” de toda mi vida que es: Decisiones.
Mientras tanto no pienso en mis elucubraciones sino en mi hija. Y eso llena mis guerras de paz.
A veces ella llora después de estar llenita, cambiada y calentita…
entonces la alzo, me la pongo en el hombro y cuando se me recuesta con los ojitos abiertos y un puchero yo la abrazo, le digo que la quiero y en silencio, desesperadamente, recojo de su inocencia el amor que necesito y el calor y la esperanza que bullen a borbotones desde ella.

Y cuando cierra los ojos miro cómo se confía en mis brazos, tranquila, y pienso yo, que sería muy tonta si no aprendiera a confiarme así con las manos de Dios.

sábado, 23 de junio de 2007

No se puede evitar lo de ser mujer

23 de mayo.

Canta Chayanne en una canción “no se puede evitar lo de ser mujer”.


Ahora, podría… sí… podría llorar. Sobre todo de alegría, de desahogo y de descanso porque esta primera etapa ha terminado:


El papá de Isabela ha recibido su papel de confirmación de 99.99% de probabilidad que es su hija.


Antes, con una mezcla de rabia y esperanza, esperaba este día, el día que hiciera su “estúpida prueba”, que tuviera que tragarse sus palabras, que pudiera reclamar mi desagravio por las humillaciones durante el embarazo… finalmente, cuando llegó el momento y escuché por el celular su voz diciendo “entonces está confirmado que soy el padre de tu hijo”. Yo abrí mi boca sólo para decirle: “te felicito, Dios te ha dado otra hija” y lo hice sin sarcasmo.

Ya teniendo a la bebé conmigo, el resto de la humanidad pasó a segundo plano y por supuesto, a medida que disminuye la descarga hormonal de embarazo, vuelvo a ser yo, reflexiva, comprensiva y medio desentendida.


Sin embargo, como mujer, me siento extraña de dejar el enfrentamiento. De alguna manera, él fue la presencia masculina en mi vida durante estos meses. Es el hombre en el que he pensado durante todos los días constantemente desde que lo conocí, aunque no fueran pensamientos románticos.



En el ensimismamiento que me produjo el embarazo, sólo tuve sentimientos hacia dos personas: hacia él y hacia la hija que él ayudó a poner dentro de mí. Independientemente de que los sentimientos hacia él fueran de decepción, de dolor, de rabia, de estupor… SENTÍ y eso es lo que ha dejado estas huellas que no termino de entender.


Ahora que ya está aclarado lo de la paternidad, mi papel protagónico en esta historia ha terminado. Dejo de ser para él “la vieja esa” que acusa al inocente. Y él ya no es para mí “el sujeto, el donante” que me dejó embarazada y sola.



Ahora la relación es entre Isabela y su papá. Él es quien debe elegir su papel en la vida de la nena, estar, desaparecer, amar, cuidar, ser una billetera con ojos o tener participación a todo nivel en su cotidianidad… y yo soy sólo una intermediaria.

Tercera noche


En la tercera noche juntas, después de alimentarla en la madrugada y cambiar su pañal, me recosté junto a ella, exhausta.

Tenía los ojos abiertos y sentí que me miraba y yo la miré: es mi hija, la de la barriguita, la miss paticas, la bebé de mami, la llena de gracia, la dueña de mi blog…

Tan frágil, pero tan ella.

Le acaricié la mejilla y sentí que todo había valido la pena. La sentí poderosa y digna de mi amor y mi respeto. La siento tan inmensa y la veo tan pequeña.

Su esencia me rodea y me supera. Huelo su cabecita y la pureza me envuelve.

Tengo compañía, razón y valentía, me siento rara porque no estaba preparada para tanta fortuna.

Abril 21 de 2007

jueves, 21 de junio de 2007

Llenas de Gracia - la historia de mi embarazo


Este blog, Isabella y Andrea, es la continuación del primer blog, http://llenasdegracia.blogspot.com/ que hice juiciosamente registrando los sentimientos y emociones de una futura madre soltera, con las dificultades y alegrías de cada día y también recibí la colaboración de otras personas contando sus experiencias en favor de la vida.


Este nuevo trabajo es para registrar mis pasos como mamá y los pasos de la bebé en el mundo, la manera en que ella se abre paso y como nos descubrimos mutuamente dia a día.