
Junio 2 de 2007
Me cuesta tener la cabeza puesta en el presente. Son mis días felices, me pagan sin trabajar, sólo para que cuide a mi bebé y me cuide yo misma.
Isabela me produce unos sentimientos de protección, bondad, responsabilidad y esperanza que me eran desconocidos.
Sin embargo, mi mente se escapa hacia el pasado y hacia futuros posibles, extraños o improbables.
Y hay alguna queja tonta rondando mi cabeza. No estoy plenamente tranquila.
Quizás, no es tan fácil ser feliz. Quizás me cuesta la vida tranquila. Quizás me acostumbré tanto a batallar en la vida que ahora no sé estar simplemente de licencia, quieta y apacible.
Por algo dicen que uno no se termina de conocer. Por algo dice aquella antigua y sabia frase “conócete a ti mismo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario