Estábamos en la cita con el anestesiólogo, por la operación de los tubitos de ventilación que Isabella tendrá pronto.
Estaba llenando el formulario de advertencias y me preguntó por mis preguntas, yo le hice algunas y me dijo ¿nada más qué preguntar, mamá?
Le dije que no y me dijo, yo soy la mamá y entonces hago otra pregunta importante: "mi bebé se puede morir, doctor".
Pestañeé y apreté los dientes, pero seguí mirándole.
Dijo muchas cosas, sobre que ninguno sabía cuándo va a morir, que en la anestesia pueden pasar muchas cosas, que la anestesia es segura en un 99,9% pero que puede haber arritmia cardiaca, que puede haber paro cardiaco, que puede haber frío, llanto, escalofrío, dolor...
Yo firmé, la mano segura, el corazón inquieto... no, a mí hija no le puede pasar eso...
Pero sé que sí, que hay siempre un % todos los días en que nos puede pasar. Que ella y yo, haciendo zoom hacia arriba, somos un par más de peregrinas, que sólo podemos rezar y cuidar entre nosotras para llegar hasta viejitas.
Mi hija habla de la muerte como que se cierran los ojos, se queda quieto y se va para donde Dios.
Es una realidad para todos, pero muy dificil de asimilar.
viernes, 3 de junio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Es un dolor no poder estar fisicamente a tu lado en este momento pesado para tí, pero sé que sentiras la fuerza de la oaración que te sostendrá para poder darle todos los mimos necesarios a Isabella. En espíritu sabes que estare muy cerca de ti... Besos y bendiciones para ti e Isabella.
Publicar un comentario