martes, 22 de diciembre de 2009

Otra vez


Si algo tiene mi hija, son unos ojos expresivos, una capacidad de hacer gestos con sus cejas, pestañas y miradas.

En medio de una conversación cualquiera, en un bus de transporte público, me miró con rostro de preocupación y me soltó "la" pregunta, otra vez: "yo no tengo papá, mami, ciedto".

Ah, carajo... yo no sé si alguna vez estaré preparada para esas preguntas y las respuestas.

"Hija, tú sí tienes papá, ¿te acuerdas que te conté que trabaja en Bogotá?"

Miró por la ventana y no me dijo nada. Esa respuesta estaba bien antes, pero ahora es floja y la mamá tampoco supo darle la suficiente energía.

Yo hablé con la terapeuta sobre esto, y me decía que no puedo interferir en las decisiones de él ni en la interpretación de ella sobre su propia vida a partir de la ausencia de su papá.

¿Y entonces yo que hago? ¿ser simplemente espectadora y quedarme con las preguntas difíciles?

Vueltas vueltas vueltas a la cabeza, respiración, normalidad.

Jesús, yo confío en ti. Por ella y por mí.

A mí me gustaría darle algo concreto para su mente, como que se murió o que se fue para la parte septentrional del mundo que no sé dónde queda. Pero ser honesta incluye saberle dar a mi hija la verdad en porciones individuales, adecuadas.

Y cómo lo explico lo que yo no entiendo.

Que por omisión de mi poder elección no elegí, y por lo tanto elegí mal. Lo siento bebé.

1 comentario:

Saulo Medina dijo...

Hay preguntas cuya respuesta tiene un ingrediente que no podemos controlar: el tiempo. Aveces se necesita tiempo para digerir algo, para entenderlo de una mejor manera, o para entenderlo simplemente.

Lo digo por experiencia propia: con el tiempo encontrarás la respuesta adecuada y todos estos ensayos de respuesta, tambián ayudarán a que cuando llegue la respuesta llegue completa.

Y Dios permitirá que todo esto suceda en el mejor tiempo de Isabella y el mejor tiempo tuyo