3 años. La edad en que comienzan, según los textos de crianza, los amigos imaginarios.
Pero Isabella no tiene amigos imaginarios, tiene hijas. Sus muñecas y peluches son hijos.
Ella es la mamá. Y se llama como una de mis amigas: Margarita.
Margarita, la de verdad, tiene un perrito llamado Toby. Mi hija tiene un peluche de vaca que es su Toby. A veces es un perro, otras veces es una hija.
Y sus hijas, siempre salen con nosotras cuando vamos de paseo, y las deja en la casa cuando sale al Jardín Infantil. Las imaginarias, no las muñecas.
Y tiene un "amor" que es aún más imaginario, pues casi nunca está con ella, siempre está haciendo otra cosa, o paseando con Natalia, otra de sus hijas, que baila muy lindo, como la hija real de mi amiga real, Margarita.
Ella trata a sus hijas como la trato yo, la regaña por las mismas cosas (mami, regañé a mi hija porque me dañó el maquillaje), me las deja a cuidar y les está enseñando a bajarse de la cama sin lastimarse.
Las abraza, las besa y les dice que las ama mucho.
Yo me siento feliz de verla jugar feliz. Me parece muy tierna e imaginativa con sus juegos.
Pero me pregunto, si tengo que sacarla más a conocer más gente, a tener más amigos o que me vea a mí teniendolos, para que juegue a tener amigos, no solamente a ser mamá, como su mamá.