Ojalá alguien me recuerde esa cita hermosa que habla de que vemos más allá porque estamos subidos sobre los hombros de nuestros antepasados, o esa otra que habla de que si nos subimos a los hombros de los gigantes vemos más allá del horizonte que desde nuestra talla no vemos.
Ayer tenia una charla con mis nuevas compañeras de trabajo y algunas decian q cuando tengan hijos no van a hacer eso de "darle lo que ellas no tuvieron" sino que para que sean juiciosos y trabajadores, tengan que luchar para conseguir las cosas por sí mismos, como ellas...
Y yo pienso... que es tontería hacer que Isabela pase por todo lo que yo he pasado solo para que "aprenda" entonces para que he luchado yo y para que he aprendido yo? Si, por ejemplo, ella puede despejar su mente de la preocupación diaria de "dónde voy a vivir" y ya he conseguido una casa para nosotras, ella puede enfocar sus energías en ir MUCHO MÁS ALLÁ QUE YO.
No es que yo vaya a consentir una hija perezosa o vaga... pero tampoco hacerla pasar dificultades que la vida no le ha regalado, ya el equilibrio natural de las cosas la fortalecerá con sus pruebas correspondientes. No puedo evitar sus lecciones que le dará la vida, en su propio equivocarse y aprender, pero lo que quiera tomar de lo que he luchado de lo que soy de lo que he logrado y hasta de lo que he sufrido, confío en que sabiamente lo hará... es inteligente... es sabia...
Y así como la arrullo en mis hombros para que duerma, quiero que desde mis hombros
mire más allá...
Cómo voy a ser egoísta con mi propia hija? Eso sería como no haber aprendido nada en todos estos años...
jueves, 27 de septiembre de 2007
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1 comentario:
Complejo esto de ser papás, máxime si se tiene en cuenta que no hay manera de hacer ensayos previos: o eres padre o no lo eres. Los sobrinos, primos y hermanos menores, son eso, no hijos.
Pienso que un criterio útil es el siguiente:
Dejaríamos que nuestros hijos nos lanzaran la flecha para que se clavara en una manzana sobre nuestra cabeza, recordando aquella imagen de Guillermo Tell? Algunos dirían que si: “confío en mi hijo plenamente”, otros no lo harían, sin que ello implicara que desconfían de él. La clave parece estar en evaluar sí el muchacho está listo para hacer algo.
A mí me parece que si uno ya sabe el final de un camino y ese final es un error o una dificultad, uno debe decirle eso a su hijo, respetando, así duela hacerlo, lo que finalmente haga el hijo.
Un ejemplo sencillo: si uno sabe que tal o cual novio no conviene por razones específicas, eso HAY QUE DECIRLO; sería doloroso que se estrellara contra la misma piedra.
El otro punto que es conveniente mencionar, es que si uno no ve un peligro aparente, o es un riesgo controlado, me parece conveniente permitir que los hijos experimenten; siempre es útil que sean preactivos ante su misma vida.
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