El tetris es un jueguito popular de fichas que caen y uno las va encajando.
Lunes en la mañana, día de auto-flores, besitos en el espejo y besitos con Isabela. Cómo vamos a jugar esta semana.
En el tetris hay algunas piezas que encajan si uno les da la vueltecita correspondiente, otras que no parecen ir en ninguna parte y dejan huequitos que después se pueden llenar. Las líneas completas desaparecen de la pantalla, no hacen bulto pero nos dejan puntaje.
Planeemos, tengamos metas, mi pequeña Naunet. Tengamos objetivos, mientras hay vida, hay un camino. El camino es Cristo pero para caminarlo se necesitan nuestros pies y nuestras propias vidas.
El domingo estuvimos en el taller de estimulación al que te inscribí. El reflejo en los espejos del salón era algo tétrico, tú estabas pálida con tu palidez de la fiebre que has tenido, más chiqui y flacucha que los demás niños de tu edad, y yo escondida bajo mis lentes, mi peinado de abuelita y 10 kg de más y rodeadas por todas esas "felices familias", y temerosa, si me preguntan yo que putas digo del papá y con maldición incluida porque ay Dios cuándo me acostumbraré a esto... ¡ya sé! digo que trabaja en otra ciudad, lo cual es cierto y no tengo que explicarle a nadie nada más. No me preguntaron. (Casi me da pena cuando en plena presentación me vi las medias, porque me hicieron quitar los zapatos, tan viejas las malditas se me veía el dedo por entre el desgaste, tienen casi 9 años, las compré cuando me fui de casa a vivir con mi mejor amiga.)
Me llevé dos "medalla de cuerdo de marrano"... ¡carajo! Cuándo me siento insultada yo me autofortalezco con la maravillosa frase del Señor de los Anillos "no he pasado por el fuego y el infierno para llegar a discutir con una estúpida serpiente". Pero no me sirvió invocar mis poderes mentales de autosugestión porque la tallerista sólo decía verdades de la crianza moderna, por qué duermo con el bebé y por qué todavía toma tetero. Cuando puedan denles leche Progress Gold, claro yo se la daría feliz si no valiera el doble de la Klim 1+.
Lo peor del fin de semana fue ver gritar al bebé más de media hora, ya el Médico de Urgencias el sábado pasado me dijo que tenía un oído rojito y yo le embutí literalmente las dosis de Amoxicilina y Acetaminofen genéricos; cuando se durmió, qué descanso, qué gritona, pobre niña, hubieras nacido donde gente decente que siquiera te pudiera comprar medicina en la droguería y no tuvieras que sufrir la del servicio público de salud.
El viernes anduve con rebeldía dos horas, no quiero llegar a recoger al bebé con fiebre, otra vez ser vomitada y refregada en cuanto fluido pueda tener un bebé, no quiero subir esas 4 cuadras en subida pendiente que me dejan sin respiración cargando niña y maleta, no quiero llegar al silencio de mi casa que se parece a mi vida, desordenada y abandonada, y me comí sin hambre un pernil de pollo frito, en una cafetería, antes de retomar fuerzas, y llegar a hacer lo que había dicho que no quería hacer, pero bueno, no hubo vómito. Y estoy aprendiendo, cómo podemos ser hipócritas los papás, que Isabella no se entere, para ella solo sonrisas y cosquillas, jueguitos y mimos.
Pero hoy lunes, mis rebeldías de viernes y mis bofetadas dominicales se convirtieron en fichas de tetris, para ser encajadas en el resto y desaparecer, cuántos puntos me gané. Tengo unas cositas pendientes que no pueden estarlo más y tengo que jugar, jugar bien, pase lo que pase, tengamos metas. Hagamos que las piezas volteen y encajen.
lunes, 14 de julio de 2008
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1 comentario:
Tal vez lo mas honesto y respetuoso ante este escrito, es guardar silencio hasta la fuerza de una madre que no se resigna a solo darse ella a su hija sino que lo quiere todo para su pequeña.
Un día ese silencio gritará las maravillas que has alcanzado para tu linda Naunet.
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