miércoles, 9 de julio de 2008

María de Chiquinquirá


La fuerza emotiva y mística que hay en un Santuario es sobrecogedora.

Hace unos años, tuve el regalo de estar en Chiquinquirá, en el Santuario, frente a la Pintura. (Después me contaron que mi abuela paterna Leonor, quien murió muchos años antes de que yo naciera, hacía peregrinaciones a pie desde Vélez a Chiquinquirá, así que por primera vez, nos unimos en la oración.)

En ese entonces mi presente era muy diferente al de ahora. Mis prioridades y mis angustias también, sin embargo, yo tenía una sola cosa en el corazón cuando estaba frente a Ella:

Hijos. Yo le pedí protección para un hogar que me esperaba en el futuro, sabiendo que la razón de ser de creer en la Divinidad es confiar en Alguien a quien no le ata el tiempo ni el espacio.

Ahora lo tengo. Este día de María de Chiquinquirá es más especial para mí.

Somos Isabella y yo, aprendiendo y construyendo nuestro hogar y nuestras vidas juntas. Y ahí está ella, la Mamá del cielo, cuidándonos.

No hay comentarios: