
Isabela está llena de gracias, cosillas que hace que endulzan mis días... pero al parecer son para mí sola... sus palabras y conversaciones, muecas, ocurrencias, no son para nadie más.
Cuando está con personas que no conoce, se queda seria, junta las cejas y aprieta los labios y me pide que la cargue. Cuando tiene un poco más de confianza, se sonríe y dice una que otra palabrita, nada más.
Así que por eso digo que las gracias de mi hija, ella las muestra solo para mí.
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