martes, 7 de abril de 2009

Los estratos sociales (1)

En una reflexión de apertura de Semana Santa le escuché decir al Sacerdote que facilitaba, unas frases que me quedaron haciendo eco, bumbum, de lado a lado del corazón, "¿seré yo?"

Hablaba sobre los padres de ahora, cómo intentamos ser los mejores del mundo haciendo algunas cosas que no nos hacen tan buenos. Por ejemplo, es tan común que aunque vivan en la misma casa, los padres y los hijos sean de estratos diferentes: Le damos a nuestros hijos una vida de uno o dos estratos por encima de lo que realmente somos.

Pero antes, qué son los estratos? digamos, para este post, que son una medida económica de ingresos y posibilidad de consumo. Esta es la época capitalista, donde la medida de todo viene por la cantidad de dinero y la capacidad de consumo e inversión. Entonces por ahí también, filtramos la medida del amor.

Pero como la vida no está diseñada de esta manera, en el mundo hay sufrimiento, hay carencia, dolor, muerte, pérdida y extendemos las alas como la gallina de la canción para abrigar a los pollitos, protegiendolos hasta de lo que no se puede.

Nos decía este sacerdote que el resultado lo vemos en las estadísticas de niños de 9, 10 y 11 años diciéndole en la confesión antes de la Primera Comunión "me quiero morir". Por que cuando sienten una confusión, un sinsabor, una pena, no saben cómo enfrentarla porque los hemos convencido de que lo tienen todo.

Nos decía también que el resultado de ser tan buenos padres, lo vemos cuando las chicas se dan cuenta que no lo tienen todo y lo que es peor, no se los podemos dar, entonces lo consiguen, a cualquier precio, no precisamente vendiendo dulces en el colegio.

Prostitución muy temprana, "prepago", para comprar cosas lindas. Negocios con droga, para pagar lo que los fenomenales padres no pueden.

Y, por supuesto, que siempre pensamos que en nuestra familia eso no va a entrar, que pasa en las de los demás pero en la nuestra no. Y así, a ojos mal cubiertos, vamos dando tumbos, malcriando, amando con el más extraño de los desamores.

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