Han tenido que pasar varios meses y muchas horas de música clásica para serenar el corazón y dejar que la verdad aflore, sencilla y altiva, como es ella...
Sí. Sí quise al papá de mi hija.
Yo andaba con una amiga y el con un amigo. Nuestros amigos tenían una cita y por consecuencia resultamos los cuatro comiendo helado en un sitio bonito, una tarde soleadita de sábado, en Bogotá.
Recuerdo mi absoluta indiferencia ante los especímenes masculinos que tenía en frente. Quería irme a mi casa, esperar una llamada que sabía no me iban a hacer.
Y al otro día fue el paseo a la Laguna del Neusa. Ese día me di cuenta que él existía.
Esa noche nos quedamos juntos en la misma tienda y por eso muchos creen que ese es el origen de mi hija, pero no, no fue así. Esa noche fue la primera de muchas que nos quedamos juntos, en silencio, sin sexo y sin misterio, acompañando respetuosamente la soledad del otro.
Me gustaba mucho, tenía ese aire de bicho raro y la marca de alguien que ha sufrido y eso lo hacía irresistible para mí. Yo estaba herida, pero aunque mi corazón sangraba le quedaba espacio para jugársela otra vez por un beso travieso. Y como todos los humanos, voy corriendo como loca por la vida con la esperanza de sentir, siempre sentir y no dejar de sentir.
Lo que mi corazón decía era que quería conocerlo mejor, saber quién era, husmear en sus asuntos... en poco tiempo me di cuenta que era un tipo de los que yo no había conocido, que no era de los que uno le presenta a la mamá. Pero seguía ahí, imantada, obedeciendo, literalmente, a lo que él me decía y pronto también empecé a sentirme fuera de lugar, mientras me daba cuenta también que debajo de ese cascarón tan duro, él también tenía sus sentimientos.
Pronto, pronto, llegó Isabella. Su chispa de vida fecundó mi vida y empecé a conocer la parte oscura de este hombre.
Fue una historia corta, sí. Pero un poquito yo lo quise. Que quede en la historia que todo lo que ha pasado después tuvo en su origen algunos ingredientes de cariño.
Si alguien lee esto, no se lo cuente a él, ni se lo cuente a nadie, me da vergüenza confesar que algun día y por alguna temporada yo lo quería.
jueves, 25 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Mujer!! No sientas pena por haberlo querido, sos llena de gracia porque tu corazon tiene sentimientos, cuantos seres hay en el mundo vagando buscando poder sentir otra cosa que no sea rabia y odio, cuantos seres buscan llenar con cosas positivas ese vacio que no los deja vivir a plenitud.
No te averguences de haberlo querido o si aun lo quieres, tu puedes sentir y eso es lo mas maravilloso, si, Jesus, nos amo hasta dar la vida por nosotros, nos sigue amando aun en las veces que lo despreciamos o lo dejamos de lado, porque nosotros nos avergonzariamos de amar hasta al mas rata de los seres humano? Prefiero amar que albergar en mi corazon sentimientos negativos porque la que sale ganando soy yo =)
Publicar un comentario