miércoles, 2 de julio de 2008

Lo patetico de mi fortaleza

Definiciones de patético:
1. Que produce o manifiesta de manera muy viva los sentimientos sobre todo de dolor, tristeza o melancolía.
2. Grotesco, que produce vergüenza o pena ajena.

Hoy mi querido amigo Pac me habló de su admiración por mi fortaleza, se suma con Angie, con Saulo, con Joha, con Connie, con Leidy, con Pato, con la Rosa y etc...

Como veo yo las cosas, no tengo otro camino y la verdad, no me siento tan fuerte.

Vivo mis días
lo más tranquilos y dicharacheros que puedo,
trabajando,
subiendo escalitas,
empezando dietas y dejándolas,
con el dinero al ras,
con la oración en la punta de la lengua, a veces sin soltar,
jugueteando con mi hija las horas que puedo,
pensando en lo que no debo o en lo que no quiero,
soñando como Fiona con el beso del príncipe azul,
durmiendo en el bus,
con una sensación de inconclusa entre pecho y espalda que a veces me hace suspirar en negativo.
comprando pañales y leche Klim 1+
prometiendo organizar ese desorden la hora siguiente,
escribiendo este blog
ayudandole a mi familia en lo poquito que puedo,
espantando como moscas mis propias quejas
intentando pensar en positivo, hablar en positivo,
repitiendo Buffy en el dvd
preguntandome sobre el mundo,
participando en ciber foros
y en momentos de lucidez, intentando tomar decisiones para el bien de mi hija y yo.

Y ahí voy, de madre no me ha ido tan mal, mi hija es coquetona, sonriente y avispada,
tiene servicio de salud, se alimenta bien aunque sea flacucha,

Pero entonces yo veo mi vida y me pregunto, por qué me hablan de fortaleza?

Incluso, ¿por qué me hablan? ¿qué ven en mí de especial?

Voy sacando adelante una hija que me conseguí como diría Mercedes Sosa, porque la siesta quiso ponerle un niño a mi soledad,

Mal hiciera en desconocer que las ayudas han llegado en momentos justos (justo antes de que me desespere jajaja) y que los ángeles en forma de personas siempre nos han estado rondando, zumbidos de alas de los cuales culpo a Isabella.

Me da pena ajena de mí misma por aquellos que creen que soy tan fuerte. He resultado ser más normal de lo que quisiera y si en el camino hay lucha por mi hija y por mí, es porque no tengo otra ruta por donde transitar.

Lo que quiero decirles es, que si yo pudiera vivir las cosas de una manera más fácil, elegiría el camino fácil.

Que cuando me hablas de mi fortaleza y yo pienso en mi dolor, mi tristeza, mi melancolía, y como no, en la chispa encendida en la mitad del pecho que ningún viento apaga.

Quizás sea eso, una chispa de luz que sale de mi corazón, alumbra mi rostro en la penumbra y hace que todo esto se vea bonito, hasta romántico e inspirador.



4 comentarios:

Saulo Medina dijo...

Yo creo que la mayor fortaleza de una persona, la encuentra en su debilidad, pues ahí descubre sus límites y al encontrarlos, encuentra los de Dios en su vida, y ahí comienza la solución. Tu fortaleza yo la veo en la Sangre de Cristo, en Su “fracaso” de la Cruz: resistiendo el embate del mal sin doblegarse, así el mal dolegara Su cuerpo.
El Bien dentro de El venció.
Por eso creo que eres fuerte y por eso creo que eres de admirar.

Anónimo dijo...

"El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta espacio de una grieta para renacer" esto lo dijo Ernesto Sábato.

Andrea la admiro muchísimo, admiro su caminar con Cristo, el haber dado vida, admiro su fortaleza, sé que tiene dificultades, pero siempre se muestra alegre,comprensiva,venturosa,... y eso me da esperanza de también poderme ver así.

Insisto, wwwoooowwww que gran persona.

Anónimo dijo...

>> Incluso, ¿por qué me hablan? ¿qué ven en mí de especial?

Crees.
No lo comparto...
No lo apruebo del todo...
pero me resulta... interesante...

Argénida Romero dijo...

No sabemos de la capacidad de nuestra fortaleza hasta que no necesitamos de ella en nuestras debilidades.

Como te he dicho antes y a pesar de que no nos conocemos de manera personal, has sido en muchos momentos una aire de fortaleza en medio de mis luchas desde que empece a leer tu blog.

Te aprecio, y admiro la fuerte humanidad que vive en ti, lo humana que eres y que enseñas. Admiro tu lucha, madre y mujer.