lunes, 22 de diciembre de 2008

Una vida de señora sin marido...

Domingo por la tarde, casa de mi mamá, ella había preparado una comida especial para agasajar a una prima que hace tiempos no veíamos. Mi cuñada, mi mamá, mi prima, 4 niñas corriendo y la pulga Isabella corriendo detrás de las otras a más no poder de la risa...

En determinado momento de la charla me sentí tan anciana, tan señora, y ni siquiera tenía marido para hablar mal de él como las otras. Mi prima me preguntaba algunas cosas sobre el papá de Isabella, que qué le había sacado la niña.

- "El genio" - le contesté. Y nos reímos. Me preguntó si era bajito porque la niña es bajita. "no, él es alto." le contesté sin mayores detalles. Me di cuenta que ya no tengo ganas de hablar de la historia de amor o desamor que se convirtió en el origen de mi hija. Ya no tengo ganas de hablar de él ni por bien ni por mal, como que se me acabó la cuota de rabiecita que da lugar a la necesidad de desahogo. Ni siento esa necesidad de explicar la historia. Era raro que me preguntaran por él a la hora de hablar de los cocuyos.

"Si usted es el papá y yo la mamá, entonces usted y yo que venimos siendo si no somos nada", hablé un momento con el recuerdo, borroso recuerdo.

Tengo que confesar que huí. Aproveché la necesidad de siesta de mi hija para meterme con ella bajo una cobija y dormir felizmente esa tarde de domingo.

Mamá, sí, hasta ahora me acostumbro con alegría a mirarme al espejo y saber que increíblemente sí tenía una mamá por dentro.

Pero señora... planes de señora a hablar del clima del chisme, los maridos y las recetas mientras los niños corren por la casa... no, esa no es conmigo... ni soy yo. Un poco me pierdo en mí misma que ya no sé ni dónde estoy.

Estoy en el preciso instante donde debo estar, mientras juego con mi hija, la enseño a decir cosas, le compro juguetes o pañales, o mientras me abraza fuerte con alegría o cuando me quedo mirándola desconcertada cuando llora como si tuviera 4 pulmones...

Pero en el resto de las cosas de la vida, soy tan ajena, tan distante de mí.

3 comentarios:

Argénida Romero dijo...

Todo está y todo pasa. Llegará el momento para lo demás, supongo, como llegan las demás cosas en la vida.

Me parece tan bien que vivas tu presente, es lo importante.

Abrazos

Saulo Medina dijo...

Sin lugar a dudas, es tu sinceridad (para tener a Isabella, para ser fuerte porque la quieres, para luchar por un mejor futuro para ella) lo que te ha llevado a donde estás. Y llegarás mas lejos, de eso podemos estar seguros.

Si no sientes deseos de ser la señora, como describes ese cuadro, ya aparecerá otro modelo en tu vida de señora o en cualquier caso una forma de felicidad para ti, pienso yo.

Princesa Hinamori dijo...

Tan bonitas!, ahora que lo dices, me quedé pensando en todas las "reuniones" a las que he ido en la que las esposas hablan mal de los esposos, que rico que estén bien las dos.

Un enorme abrazo y FELIZ NAVIDAD!!!!!!!!!!!