Isabella disfruta sus cuentos. Especialmente unos que tienen dibujos grandes y coloridos y yo les forro cada una de las páginas con papel contac para que la lectura entusiasta de mi hija no lo destroce al primer uso...
No aplica leerle el texto tal cual, he aprendido a leerle los dibujos y ella ya repite las páginas que más le gustan, en la que está un ponqué dice "mmm", donde el pato duerme ella dice "shito shito", en la que el pato sale con sus pantuflas de dormir ya sabe que el pato se puso las "chacas".
El cuento nuevo tiene animales de la granja y mientras ella lo miraba yo pensaba en qué bueno sería tener $$ para comprarle un cuento de los interactivos donde ella presione botones y le hable y le produzca sonidos... de pronto, sentada junto a ella en el suelo de la habitación, hice un gran descubrimiento:
¡Tengo una niña, tengo la llave al mundo de la fantasía!
Y ella me dejó acompañarla al mundo de la magia, el cuento cobró vida, los animales se movían y respiraban y al ponerles el dedo encima, emitían su sonido; rapidito aprendió Isabella que cuando ella presiona un animal yo le hago el sonido, disfruta mucho el de la vaca y ahora ella misma presiona y muge, pía, dice uou uou o nau, pasa la página busca el cerdo y lo toca para que yo haga oink porque ella aún no aprende y luego vuelve a la vaca y dice algo parecido a mmmMMMU.
Y de ida y regreso al país de los cuentos, no pagamos un solo peso, no hubo tráfico ni boleta de entrada!
viernes, 17 de octubre de 2008
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1 comentario:
Qué cosa tan maravillosa. yo he descubierto que el amor de los hijos, es muy sanador para los padres. Qué lindura de historia esta
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