lunes, 28 de junio de 2010

pedalea - pedalea

Estuvimos distrayendo el día del padre en un centro comercial.

Jueguitos mecánicos, helado, pizza y luego, prestamos un triciclo.

Ella no había pedaleado antes, pero entendía bien de qué se trataba.

Me gustó verla con esa tenacidad en los pedales, su cara de concentración en lo que hacía con los pies. Aprender a empujar con el que tenía arriba, y devolverse un poco para volver a tomar impulso si lo perdía. Orientarle el manubrio y enseñarle cómo hacerlo "el triciclo se va adonde tú le digas con las manos".

Y animarla, que muy bien, que está aprendiendo.

Y al final, no quería devolverlo.

Nueva tarea: comprar una pequeña bicicleta, con rueditas de triciclo.

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