En el lenguaje común, cuando un hombre dice que "coronó" a una mujer está hablando de que tuvo relaciones con ella.
Sin embargo, otras coronas llegan a mi mente, la de los reyes que simboliza poder, las de rosas como la que tiene el angelito que alguien dejó en mi escritorio que simboliza pureza, la de espinas del Señor que significa redención.
Y yo, que no me canso de pensar en el misterio que sigue siendo para mí la llegada de mi hija a mi vida, veo como mi corona, en cualquiera de los dos sentidos.
En el sentido basto y machista de cuando su papá "coronó" conmigo, en su rutinaria vida de conquistas y mentiras.
En el sentido elevado de recibir, poder, honor, distincion, y un poquito de sufrimiento para redimir y ser redimida.
Mi hija es mi corona, o mi florecilla detrás de la oreja, un elegante regalo de un hombre que cruzó por mi vida, la bendita misión de un Dios que desde el cielo me ama.
lunes, 31 de marzo de 2008
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