viernes, 27 de junio de 2008

Un bebe que no fue abortado

Taller de sanación post-aborto. Un nombre muy serio, un asunto serio.

Una tarde muy lluviosa. "cierren los ojos" y yo no he sabido mucho cerrar los ojos para la oración porque se me puede hacer muy profunda... jejeje... Pero en este caso, obedecí, no quería mirar a ninguna de las personas que estábamos allí reunidas, por respeto a su propia intimidad. Cuántas eran, 15?

Hablaban de sus bebés abortados y las circunstancias que los rodearon sobre todo si habían sido provocados. Mucho dolor, demasiado dolor.

Y yo, pensaba en mi bebé que no fue abortado.

Fue una opción que también tuve frente a mí, recordé las palabras que no quería recordar

"te tomas algo, no es como lo muestran en televisión que despedazan el bebé ni nada porque es muy pequeño, es como una plantita, es algo biológico, no es un ser vivo, solo te tomas algo para que te vuelva la regla y ya".

18 de agosto de 2006. La trampa del demonio. La ilusión de continuar mi vida sin tropiezos, de poder tener hijos pero después, en el imprevisible futuro, con alguien que de verdad amara y me amara. Yo, recordé... sentada en el suelo del pequeño baño de mi oficina, aguantándome el llanto, con el teléfono celular en la oreja, por menos de un minuto lo pensé... un bebedizo y ya, se va el terror, se va lo incierto y puedo olvidarme de este gusano traicionero que tenía por compañero... y recordé también, la certeza, la fuerza involuntariamente crecida desde mi interior que me llenaba como popeye comiendo espinacas, "la vida y la muerte están en manos de Dios. No voy a matar un bebé solo para que tú no te compliques la vida." Fue toda mi respuesta, y lo fue por los meses que siguieron, hasta que cumplí los 3 meses de embarazo y me dejó de insistir en el aborto.

06 de septiembre de 2006, me llega un correo, Saulo, autoproclamado defensor de la vida, predicando en el desierto y yo tenía sed. Un desconocido que se convirtió en la voz humana de un Dios que amaba ese hijo que yo llevaba, desde antes de la eternidad.

Pero, el grito de victoria de Isabella el 18 de abril de 2007, no fue la misma suerte de estos otros bebés cuyas madres guardaban silencio con la voz, pero gritaban con el corazón en esta sesión de sanación.

Yo seguía escuchando estas palabras tan duras de los talleristas y estuve tan agradecida de que no me dolieran... tan agradecida de que mi historia hubiera sido diferente.

Entonces, empecé a pensar en esa persona que me dijo "eso ya me ha pasado un par de veces y lo he podido solucionar así". No me quedó más, que en ese taller, traer a mi pensamiento esos 2 bebés tempranamente devueltos al Padre; y también pensé en otro bebecito que hace muchos, muchos años, se lo devolvieron al cielo porque sus papás eran muy pobres y unas semanas después se ganaron una lotería; en el dolor de reparar el daño hecho, fui concebida yo, de alguna manera, es como si yo tuviera el deber de vivir por él y por mí.

Tendría más cosas qué decir de esa tarde... pero por ahora sólo me queda por decir:

Ella es mi hija, el bebé que fue defendido, amado y protegido desde su concepción; mi bendición, mi razón. Hermosa, sana, alegre... Bendito, Dios. Bendita la Vida.



1 comentario:

Mavi dijo...

NO TENGO MUCHAS PALABRAS, LA VERDAD ME HE EMOCIONADO MUCHO, SERA PORQUE ESTOY ESPERANDO MI SEGUNDO HIJO? SIN DUDA ANDREA, HICISTE LO MEJOR! Y QUE MEJOR RECOMPENSA QUE UNA ISABELLA?

BESOS